Historia

Hay que remontarse a épocas prehistóricas, hacia el 750 antes de Cristo, en el término llamado “Los Calvillos”, donde encontramos restos probablemente de un poblado Vacceo. Durante la 1ª Edad de Hierro toda esta cuenca media del Duero, estuvo sembrada de poblados vacceos.

Exceptuando este pequeño dato, no sabemos nada más hasta bien mediado el siglo XII.

En estos años han transcurrido muchos acontecimientos: Los romanos invaden España, conquistan el valle del Duero. Posteriormente los pueblos bárbaros (visigodos) se adueñan de la Península Ibérica. De estos años S. VIII se han descubierto en nuestro pueblo algunos capiteles visigodos de piedra, pero al no haberse realizado un estudio sobre estos hallazgos desconocemos su verdadera importancia y relación con el pueblo. Los árabes se hacen presentes también en el río, Duero, hasta que los Reyes cristianos reconquistan la Península.

Es en esta época cuando aparece el primer documento escrito en latín, el 1 de junio de 1237. Habla de un amojonamiento que se hace en Eslúa y Zofraguilla por mandato Real para evitar discordias entre el monasterio de la Espina y el concejo de Tordesillas. En este escrito aparecen como testigos gente de los alrededores: De Tordesillas, Villavieja, Bercero… y entre ellos Ruy Gutierres, Fray Miguel, don Nieto el clérigo, Fernan Buça, don Golçalvo, Pedro Migues y otros mas de Pollos.

Con esto, aquella leyenda que atribuye el nombre de Pollos a Dª Juana la Loca, no tiene ningún fundamento.

El 3 de mayo de 1258 en un nuevo amojonamiento de los términos de Tordesillas y Medina del Campo hecho por el rey Alfonso X, vuelve a aparecer el pueblo de Pollos.

El pueblo comienza a expandirse. Sus límites son marcados por cuatro cruces, signo de la cristiandad del pueblo y orientaban los puntos cardinales.

Nunca residió en el pueblo una familia noble. Sabemos que Felipe II vendió el pueblo de Pollos a Francisco de Dueñas Ormanza por 3.000 maravedíes, y que el pueblo servirá a un señor hasta el siglo XVIII, que consigue ser villa de realengo con alcalde propio.

Hacia el 1492 encontramos la 1ª fe de bautismo que conserva en la Iglesia. Ya existía anteriormente una pequeña ermita, que posteriormente se agrandará y tras sucesivas reconstrucciones se llegará en el s. XVIII a la actual iglesia.

Iglesia de San Nicolás de Bari

Es una construcción de ladrillo con amplios arcos y torre a los pies. Su estilo es barroco de principios del siglo XVIII. Tiene tres naves sobre pilares, cúpula y coro alto a los pies de la nave central.

Una de las piezas más importantes es el retablo mayor; Barroco del primer cuarto del S. XVIII, está dorado en pan de oro y posee las esculturas de San Isidro Labrador, (copia de Gregorio Fernández), San Nicolás de Bari y San Roque del s. XVIII. En lo alto tenemos el Cristo de la salud del siglo XVI.

La mayor riqueza que posee nuestra iglesia son algunas esculturas en madera policromada, entre ellas la Piedad del Siglo XVIII y el Cristo atado a la columna, obra excepcional del Siglo XVI, atribuída a Diego de Siloé; La expresión de su rostro, nos recuerda, sin duda alguna, el fiel reflejo de la escultura y policromía de la escuela Castellana.

De esta escuela, destaca el San Sebastián del siglo XVI, escultura que actualmente se encuentra muy deteriorada. Su repintado en barniz ha estropeado la pintura original y han desaparecido las flechas que tenía por el árbol y el cuerpo.

Imágenes como Sta. Agueda, San Antón, San Antonio, todas ellas en madera policromada, corresponden al Siglo XVIII.

Encima del púlpito podemos contemplar un tornavoz barroco sin pintar del s. XVIII, en lo más alto aparecen unos ángeles portando una mitra, símbolo de San Nicolás de Bari, Obispo.

No solamente la escultura es lo que nos remonta a épocas pasadas. También las pinturas, los bordados y la orfebrería son testigos del paso del tiempo por nuestra iglesia. Un cáliz del Siglo XVII bañado en oro con una inscripción que dice: “Dio este Simón de Cabrera Bº mayor de Pollos año de 1638”. Encontramos también una pintura rota de S. Nicolás del Siglo XVIII y otro cuadro de Jesús con la cruz a cuestas del mismo siglo, además de una gran colección de casullas, capas, estolas, etc., que muestran la verdadera riqueza y valor del bordado, de los colores, del oro y de la plata.

Ahí te dejamos, en el corazón del pueblo, como una auténtica fortaleza, a la que todos los días, miramos, sin darnos cuenta y la que siempre estará acompañándonos, siendo testigo del correr de los tiempos.

Enlaces de interés